Carta 7

Sábado, 16 de agosto

A mí me gustaría encontrarte a cada segundo, en todos los rincones. Y cada vez que te tenga cerca, mujer, ya sabes: todo para tus manos.

A mi me gustaría encontrarte con paz, resuelta a un futuro pacífico, sin complicaciones. Es decir: Que al abrir tus formas de ver la vida, avizores un mundo callado, muy ensimismado en sus propios asuntos y sin ganas de "joder". Como en el cine, diría yo.

Entonces, para no redundar, podría decirte también, que cada vez que leo alguna palabra tuya, siento un alivio muy dentro de mis entrañas, que equivale a "sentirse afortunado".

La contraparte es que, mis ojos van, sobre un aforado mar de pronósticos, esquivando las olas turbias.

Adelante, tras el horizonte (en realidad solo puedo ver tus relieves y alguno que otro objeto poco visible en la pared), están las respuestas que anidan en tu sometimiento. Son palabras nada más, es cierto; pero cada una de ellas, escritas, olvidadas por voluntad propia, arrastra aún la turbiedad de tus aguas. Y la pared, desde luego, convoca a objetos inanimados que en realidad son seres pensantes, que están del otro lado...

A mí me gustaría, vuelvo decir, encontrarte siempre...

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